El llamado el pan
nacional de Israel, popular debido a su suave y agradable textura. Los
orígenes de la pita son más bien mundanos: los árabes, judíos, turcos, griegos
y armenios la han comido de una manera u otra desde tiempos inmemoriales.
En su forma más sencilla, la
pita es un pan redondo y chato horneado, hueco al ser cortado, lo que lo vuelve
ideal para rellenarlo y preparar una gama casi infinita de sandwiches, como así
también para sumergirlo en una gran variedad de salsas y ensaladas.
Ingredientes (para 10 pitas)
- 500 g de harina de pan
- 25 g de levadura instantánea
- 360 ml de agua
- 1 cucharada de azúcar
- 1 / 2 cucharada de sal
- 30 ml (2 cucharadas soperas) de aceite de
oliva
1. Mezclar la levadura con la
harina en una procesadora. Añadir el agua, el azúcar, la sal y el aceite de
oliva y amasar hasta que la masa esté suave, brillante y ligeramente pegajosa.
2. Colocar la masa a un
recipiente engrasado grande. Rocíe el aceite de oliva por encima, cubrir
con papel plástico y dejar leudar al doble de su tamaño original.
3. Precalentar el horno al máximo
(250 ° C/500 ° F).
4. Coloque la masa sobre una
superficie enharinada y divídala en 10 partes iguales. Haga bolas con cada
parte. Cubra con una toalla húmeda y deje
reposar por 10 minutos.
5. Estirar cada bola en un disco
de 10-12 cm de diámetro. Colóquelos en una bandeja forrada con papel de
horno y hornear durante 5 minutos, justo hasta que las pitas se hinchan y
comienzan a mostrar puntos de oro. Evitar el exceso de cocción, lo que
hará que se seque.
6. Retirar del horno y dejar
enfriar un poco. Cubrir las pitas con un paño de cocina por unos minutos
para mantenerlos suaves.